Vicente Aleixandre nació en Sevilla, en 1898. Su infancia transcurrió en Málaga, ciudad y litoral mediterráneos que tanto habían de influir en la poesía de Sombra del paraíso. Desde 1909 vivió en Madrid -que fue su lugar habitual de residencia-, en donde estudió Derecho y Comercio. En 1925, una grave dolencia- tuberculosis renal que traería como consecuencia, en 1932, la extirpación de un riñón- le aleja de cualquier actividad profesional o social y le fuerza a llevar una vida de reposo y cuidados clínicos que favorecerá su dedicación por entero a la poesía, al convertir el placer de escribir en auténtica necesidad. En 1933 obtuvo el Premio Nacional de Literatura con La destrucción o el amor, uno de los más hermosos libros de toda la poesía surrealista, que confirmó a Aleixandre como un maestro de la poesía contemporánea. En 1949 es elegido miembro de la Real Academia Española. Con la obra Poemas de la consumación (1968) logró el Premio Nacional de la Crítica. En 1977 recibe el Premio Nobel de Literatura. Muere en Madrid, en 1984.
La producción poética de Vicente Aleixandre es muy extensa. Conveniencias críticas han llevado a distinguir dos claras etapas en su obra. La primera comprende un largo periodo que va desde Ámbito (obra publicada en el año veintiocho en la malagueña revista "Litoral") hasta Nacimiento último (Madrid, Ínsula, 1953); la segunda se abre con Historia del corazón (Madrid, Espasa-Calpe, 1954) y se prolonga hasta el final de su vida -Diálogos del conocimiento (Barcelona, Plaza & Janés, 1974) es uno de sus últimos libros-; pues, según Aleixandre, "el poeta sólo muere cuando muere el hombre; y entonces vive, para siempre, su poesía". El propio Aleixandre, a propósito de la índole de los contenidos de su obra, afirma: "En la primera parte de mi trabajo, yo veía al poeta en pie sobre la tierra, como expresión telúrica de las fuerzas que le crecían desde sus plantas <. . .>. En la segunda parte de mi labor, yo he visto al poeta como expresión de la difícil vida humana, de su quehacer valiente y doloroso". Así pues, la propia Naturaleza y el vivir humano son, respectivamente, los protagonistas de una y otra etapa de la obra poética de Aleixandre.
Aleixandre se da a conocer como poeta con Ámbito (1928), libro al que sigue Pasión de la tierra, conjunto de poemas en prosa escritos entre 1928 y 1929, y que se inscriben en la línea de la literatura francesa surrealista de la época. (El libro no fue publicado hasta 1935, en Méjico, en edición limitada. La edición completa y primera española apareció en 1946, en la Colección Adonais). "El impulso que mueve este libro -escribe Aleixandre en el Prólogo- es el de la angustia del hombre elementalmente y esencialmente situado en medio del caos de las fuerzas brutales, de las que -si hostilmente le derriban- no se siente distinto. Es la angustia del hombre físicamente desnudo, desemparado, absorto".
Espadas como labios es el tercer libro del poeta, escrito entre 1930 y 1931 (Madrid, Espasa-Calpe, 1932) y compuesto por 41 poemas en verso libre, exentos de cualquier regularidad formal (únicamente en el poema "Salón" recurre Aleixandre a cuartetas de heptasílabos con rima asonante en los versos pares). El carácter profundamente humano del libro no es incompatible con su tono surrealista -la lógica intelectual cede ante la expresión irracionalista, que incluso prescinde de la puntuación-, lo que ha llevado a Dámaso Alonso a calificar esta poesía de neorromántica.
A Espadas como labios siguen otros libros que se inscriben en el ámbito surrealista: La destrucción o el amor (Madrid, Signo, 1935), Sombra del paraíso (Madrid, Adán, 1944), Mundo a solas (Madrid, Clan, 1950; libro escrito entre 1934 y 1936, y cuyo tema central es el desamor).Y con Nacimiento Último (Madrid, Ínsula, 1953) concluye la primera etapa de la obra poética de Aleixandre.
En 1944 aparece Sombra del paraíso, obra escrita entre 1939 y 1943, compuesta por 52 poemas sin rima, en la mayoría de los cuales. Con este libro, el lenguaje de Aleixandre alcanza las más altas cimas poéticas. La segunda etapa de la obra de Aleixandre se inicia en 1945, año en el que el poeta comienza la composición de Historia del corazón, que verá la luz en 1954 (Madrid, Espasa-Calpe). Aleixandre desnuda su poesía del surrealismo y del barroquismo que este trae consigo y afronta una profunda renovación temática y estilística, caracterizada por el acercamiento a la difícil realidad humana de cada día, a las preocupaciones del hombre, mirado ahora positivamente -y aquí radica la novedad del libro.
En la misma línea de profunda humanidad que caracteriza a Historia del corazón se sitúan otros libros posteriores: En un vasto dominio (Madrid, Revista de Occidente, 1962), Retratos con nombre (Barcelona, El Bardo, 1965), Poemas de la consumación (Barcelona, Plaza & Janés, 1968) y Diálogos del conocimiento (Barcelona, Plaza & Janés, 1974).
Poemas de la consumación y Diálogos del conocimiento son libros de tema único, ya enunciado en su título: la consideración de la vida desde la perspectiva de la vejez y la vecindad de la muerte, en el primer caso; el enigma de la conciencia humana y el sentido del mundo, en el segundo. Obras de gran dificultad, en las que, de nuevo, la inspiración de Aleixandre recurre a imágenes irracionales y surrealistas de hondo sentido poético.
A los libros poéticos hay que añadir uno en prosa: Los encuentros (Madrid, Guadarrama, 1958), colección se semblanzas de escritores muy apreciados por Aleixandre. Especialmente conmovedoras son las líneas que dedica al poeta Miguel Hernández.
Como otros poetas de su Generación, Aleixandre niega la existencia de un lenguaje poético por sí mismo: "No hay palabras feas o bonitas en la poesía; no hay más que palabras vivas y palabras muertas". Y su continua preocupación será situar cada palabra -bonita o fea- allí donde aparezca como necesaria: "Toda palabra es poética si necesaria, quiero decir imantada en el acto de la creación fiel. Dentro del poema, cuando (sea) justa, ¡cómo brillará con la luz inconfundible de la creación!"
Para Aleixandre, la poesía, más que belleza, es comunicación: "En todas las etapas de su existir -escribe-, el poeta se ha hallado convicto de que la poesía no es cuestión de fealdad o hermosura, sino de mudez o comunicación. A través de la poesía pasa prístino el latido vital que la ha hecho posible, y en este poder de transmisión quizá esté el único secreto de la poesía, que cada vez lo he ido sintiendo más firmemente: no consiste tanto en ofrecer belleza, cuanto en alcanzar propagación, comunicación profunda del alma de los hombres". No es extraño, por tanto, que Aleixandre haya llegado a formular esta definición del poeta: "una conciencia puesta en pie, hasta el fin".
La lengua poética de Aleixandre se caracteriza por su riqueza verbal, que se manifiesta a través de grandiosas metáforas -sólo Pablo Neruda puede comparársele en la creación de imágenes cósmicas-. El verso libre amplio -dramático unas veces, reposado otras, pero siempre majestuoso- es el cauce predilecto del poeta. Juzgada en conjunto su obra poética, el lector no sabe qué admirar más: si la plenitud del lenguaje poético o la inmensa entereza humana del poeta.
Fuentes:
http://www.clubcultura.com/clubliteratura/clubescritores/aleixandre/home.htm
http://comunidad-escolar.pntic.mec.es/documentos/aleixandre/aleix0.html